Lo primero que debes tener en cuenta es que, en el momento en que te sientas en la mesa, no debes mover la silla, no la debes arrastrar, ya que es de mala educación. Es cierto que, en muchas ocasiones, las sillas son demasiado pesadas, como para poder moverlas. Si a nuestro lado hay una señora, que va a ser nuestra compañera de mesa, sería un gran detalle que le movamos la silla y le invitemos a sentarse. Una vez que nos sentemos, debemos mantener la espalda recta, que esté apoyada en el respaldo de la silla, que para eso está. Ahora, eso sí, no debemos parecer el “palo de una escoba”, ya que una postura, que sea demasiado rígida, va a ser muy artificial y muy artificial. La mejor elección es dejar un cierto margen entre una postura, que sea demasiado rígida y una que sea artificial. A lo largo de toda la comida, hay que intentar mantener un cierto grado de “compostura”, como solían decir nuestros padres, pero no implica que vayamos a comportarnos como si fuéramos un robot. Podemos estar bien sentados y mantener una postura, que sea natural. Aunque no se ven, es de mala educación cruzas las piernas, cuando estemos sentados en la mesa. Ni en el caso de lo hombres, ni en el caso de las mujeres. Incluso, los más estrictos, en el tema del protocolo, dicen que no se deben cruzar las piernas.
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